Cómo la música afecta el comportamiento del consumidor

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La música nos inspira, nos alegra, nos transporta en el tiempo haciéndonos recordar los mejores momentos de nuestra vida; nos hace sentir vivos y experimentar un sinfín de sensaciones que hablan de cuán emocionales somos.

Los grandes momentos de la vida casi siempre van acompañados de música; las fiestas, los matrimonios, las graduaciones, las reuniones familiares y, por supuesto, el comportamiento del consumidor.

La música forma parte de nuestras vidas. No en vano, desde hace años se ha venido estudiando cómo incide la música en la toma de decisiones de las personas, especialmente en el punto de venta.

Y es que la música es un instrumento poderoso que afecta nuestras emociones. Por eso la selección musical que acompañará la experiencia de compra de las personas, es entendida como un proceso estratégico que permite optimizar el viaje del consumidor y construir asociaciones de marca positivas.

Si seleccionamos la música bajo criterios estratégicos, es posible crear potentes estímulos en los consumidores, tocar sus fibras más emocionales, diferenciarnos de la competencia y enviar mensajes que transmitan el carácter y los valores de la marca.

Cómo incide la música en el comportamiento del consumidor

Evidentemente no toda la música estimula las mismas emociones, ni funciona para cualquier tipo de público. Como cualquier elemento de identidad de marca, la música debe seleccionarse bajo ciertos criterios como el público objetivo, la personalidad de la marca, etc.

A una marca elegante y sofisticada, le convendrá tocar música de jazz o clásica en sus tiendas o eventos. Mientras que una marca de deportes al aire libre, le vendrá bien algo más enérgico.

En cualquier caso, numerosos estudios coinciden en que la música tiene el poder de alterar el comportamiento de quien la escucha y esto podemos usarlo a favor de la marca.

Gracias a múltiples estudios hoy sabemos que:

  • La música rápida motiva a los consumidores a acelerar el paso por la tienda.
  • La música con un alto volumen motiva a los compradores ser más “eficientes” con el tiempo, lo cual resulta especialmente útil si a la marca le interesa recibir una mayor cantidad de visitas cortas.
  • La música lenta tiene un efecto relajante en el consumidor que lo motiva a pasar más tiempo caminando, lo que es de mucha utilidad en casos donde el comprador requiere más tiempo para tomar una decisión.
  • La música clásica, instrumental o el jazz se asocian a la calidad y altos precios, tiene un efecto tranquilizador y estimula la concentración, por lo que es ideal para tiendas o restaurantes de lujo.

Y estos son solo algunos datos sobre cómo afecta la música el comportamiento del consumidor. Sin embargo, hay variables de tipo interno y externo que condicionan la efectividad de la música en la estrategia de marca.

Las variables internas están relacionadas a experiencias, vivencias, recuerdos, gustos personales, estado de ánimo y demás rasgos individuales de la persona. Mientras que en las variables externas destacan elementos propios de la música como ritmo, estilo, volumen, etc., además de características del entorno como calidad del sonido, diseño y distribución del establecimiento, etc.

La música alineada con la personalidad de marca

La música juega un rol protagónico en el comportamiento del consumidor y su actitud hacia la marca, propiciando la conexión y la formación de asociaciones que definen una imagen de marca en su mente.

Por esta razón debemos seleccionar meticulosamente el género, el contenido lírico, el volumen, la velocidad y la tonalidad de la música que usamos para acompañar el viaje del consumidor a través de múltiples puntos de contacto con la marca.

Y aunque parezca que está demás decirlo, debemos evitar a toda costa hacer la selección musical basándonos en gustos personales.

Una marca que aspire a proyectarse como sobria, elegante y exclusiva, no puede permitirse usar ritmos urbanos como el reggaetón (en realidad, todos debemos evitar el reggaetón). Por el contrario, si la marca es desenfadada, trendy, socialité, entonces podrá usar ritmos pop o música electrónica como lo hace Zara, por ejemplo.

La música que pones en tus tiendas no es para entretener al personal, sino para despertar emociones que estimulen el proceso de compra de las personas.

Al final, se trata de entender que cada elemento usado para interactuar con los públicos de interés deberá seleccionarse bajo el prisma de la marca, para añadir consistencia, diferenciación y lograr significar algo relevante en la vida de las personas.

Ahora que lo sabes, antes de mandar a grabar el jingle para promocionar la marca, o permitir a cualquiera seleccionar la música en función de sus gustos, tómate el tiempo para establecer un criterio que impida avanzar en la dirección opuesta a la marca.

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